Presentación del documental: ‘Rwanda, la petjada mallorquina’

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El salón de actos del Colegio de Abogados de Balears acogerá este jueves 5 de mayo, a las 19.00 horas, la proyección del documental ‘Rwanda, la petjada mallorquina’, realizado bajo la dirección del periodista mallorquín Joan Farrès que rinde homenaje a los 50 años de misiones en el país africano. La pieza audiovisual cuenta con, al menos, una decena de testimonios de misioneros de los Sagrats Cors que han impulsado, durante medio siglo, distintos proyectos sociales y educativos en uno de los países más pobres del continente.
 

A  lo largo de los años, la vida llega a mostrar sorpresas. Desde 1978 he tenido que viajar a menudo a Ruanda, y no para admirar parques naturales, sino comunidades cristianas como las de Kiziguro y Rukara, cerca de Uganda y de Tanzania.

Por eso me gustaría mostrar una de las grandes empresas mallorquinas, que empezó por el año 1967, cuando los Misioneros de los Sagrados Corazones fuimos recibidos en Ruanda. Más tarde llegaron las Misioneras homónimas y la serie de laicas y laicos de Mallorca no ha sido accesoria. Son enfermeras, albañiles, carpinteros, economistas...

Aunque no haya sido un movimiento masivo, Mallorca se ha conmovido, a lo largo de más de medio siglo. La radio fue la gran difusora de la labor. No faltó la ayuda de «Taula per Ruanda».

La Procura de Misiones y la Fundación Concordia Solidaria son los eficaces soportes para estos servicios.

Por los años 1970 aún tuvimos que promover la lucha contra la lepra. Es un mal vencido, también en colaboración mallorquina.

Las personas atendidas pasan de las 200.000 del que, en el siglo pasado, era uno de los pueblos más pobres de la tierra. Si no se ha implantado el respeto democrático, al menos ciertos derechos fundamentales son promovidos.

Un eje de esta colaboración ha sido el de la educación, sin ninguna forma de discriminación, ni de etnias ni de sexo. Por un lado, se han promovido las becas, incluso para Bachillerato y para la Universidad. Queremos abrir puertas a jóvenes rwandeses para que se hagan presentes en la sociedad. Baste decir que, en una sola ocasión, inauguramos 19 escuelas que entonces tenían una ratio de más de 65 niños.

La carpintería de Kiziguro produjo en 1995 unos 1.000 pupitres que arrinconaron los bancos de adobe, hecho al sol, con todas las hormigas que los habitaban y el polvo que levantaban los niños en un lugar poco ventilado.

Las Misioneras han creado una oferta sanitaria eficaz, especialmente en la atención de las mujeres que esperan a un hijo. La mortalidad de las madres y los bebés ha descendido enormemente, dejando las cifras de más de dos ceros, al año.

Los proyectos para hacer posible una especie de seguridad social a cientos de personas están vigentes año tras año.

También llegamos a llenar varias colinas de casas para viudas con niños, provistas de tanques para aprovechar el agua de la lluvia.

Todo se ha realizado con personas de la tierra, para ayudar a promoverlas y garantizar la continuidad de la colaboración.

Hace años que pudimos sustituir los proyectos en los campos de refugiados en Tanzania para emprender la promoción de los pigmeos, oficialmente no existentes, y abrirnos a las personas con notable grado de discapacidad.

Esta Mallorca casi invisible, tan eficaz en la región de los Grandes Lagos, late cordialmente en nuestra tierra. La Procura y la Fundación Concordia Solidaria se han sumado. Incluso podemos oírlo y verlo.

En Mallorca nos corresponde proyectar ese futuro con esperanza y coraje solidarios.

 

P. Josep Amengual i Batle, M.SS.CC.

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